Haciendo un lado el tecnicismo científico de su definición, importa destacar su relevancia en prácticamente todos los aspectos del quehacer de una empresa.
Un gerente exitoso con quien días pasado conversaba, me dijo que casi siempre verificaba que si era bien atendido por un vendedor de salon, una supervisora, jefa de compras o pago a proveedores o simplemente una recepcionista generalmente esto coincidía con el buen clima organizacional en ese lugar. Por el contrario, si había trato hostil o poco considerado también había mal trato de los dueños o gerentes de turno, o tal vez falta de respeto a normas de trabajo, leyes sociales o de seguridad.
Definitivamente el clima organizacional es el resultado de la coherencia entre lo que la empresa "dice que es" y lo que "es" en realidad. No es sostenible que un gerente o dueño de negocio con sonrisa complaciente de discursos de fin de año o reciba en la puerta de su negocio a los clientes y por otro lado que mal trate verbalmente a sus empleados, no pague salarios en tiempo y forma o que piense al establecer procedimientos de control que a priori todos quieren robarle y hay que evitar que lo hagan.
El clima organizacional bueno hace posible que el personal verdaderamente "se ponga la camiseta". Todos hemos pasado y muchos siguen pasando por la vivencia de que día tras día, solo asisten a sus empleos por el temor de perderlos, por las cuentas por pagar o la familia que alimentar. En cambio son mucho menos aquellos que asisten con esperanza, con ilusión y el mejor de los ánimos para iniciar la jornada, sabiendo que les espera una tarea que les gusta y que contribuye a su desarrollo personal y profesional.
El buen clima organizacional se ve en las cosas grandes y en las cosas pequeñas y por lo tanto es un aspecto que buena parte de su tiempo el Gerente deberá evaluar dentro de su gestión.
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