Políticas & Procedimientos


Hace pocos días, me encontré con un colega docente universitario a quién le pregunté como le va en la importante universidad donde enseña actualmente. De inmediato me respondió que está muy contento, sin embargo, cuestiona a la administración, ya que es el cuarto mes que está allí y aún no le han entregado la tarjeta de débito para cobrar por cajero. Ha tenido mucha impuntualidad en el cobro de sus haberes, muy a pesar de haber cumplido con todo lo que le indicaron y haber ido varias veces a esas oficinas.

Un caso similar, tuve con un amigo médico que también muy contento, me comentó su incorporación a un hospital de excelente reputación. Todos fueron elogios hasta el momento de preguntarle que tal era la paga a lo que me respondió, que estaba satisfecho con el monto pero que le sorprendía las dificultades que estaba teniendo para lograr que su cheque salga en tiempo y forma y que eso, le afectaba mucho tanto en lo económico como en lo anímico.

Comenzando a reflexionar sobre los dos testimonios, contacto con un colega que tiene una mediana empresa y que le provee servicios a una importante distribuidora de alimentos. Al consultarle sobre sus negocios, dice que está muy satisfecho con el contrato logrado con esa distribuidora pero que cada vez que debe cobrar por sus servicios, se estresa demasiado con los manejos internos, las aprobaciones que tiene que aguardar, el turno que le asignan, y finalmente la incertidumbre de cuando efectivamente cobrará su dinero.

Lo primero que viene a mi mente (aunque a muchos pueda sorprenderle, por ser esta otro tipo de reflexión) es lo que encontramos en la biblia en Marcos 2:22, acerca del “vino nuevo en odres viejos...” Lamentablemente, el proceso de evolución tecnológica que experimentan nuestras organizaciones (vino nuevo), muy frecuentemente se vuelca en personas que no son capaces, o no tienen las disposiciones interiores o simplemente no son entrenadas (odres viejos), para estar acorde a las circunstancias y así lograr el resultado esperado.

Resulta dificil explicar, como en el pasado, sin dispositivos que tanto agilizan los procedimientos administrativos, encontrabamos mucha más pulcritud en una buena parte de los procedimientos administrativos de muchas empresas de cualquiera de los medios donde nos desempeñamos. Debemos agregar también, que muchos sistemas administrativos se desarrollan con mentalidad obsoleta (no confundir con principios administrativos), y por ende, no son más que adefesios robotizados de una triste realidad organizacional.

La cuestión será si hacia adelante vemos que las cosas van a mejorar, empeorar o van a mantenerse igual. Los empleados (especialmente desde supervisores hasta gerentes), deben recibir adecuada formación  para recordar algo tan obvio como la importancia de la agilidad, la practicidad y la precisión de los procedimientos y de la actuación práctica. Seguidamente, hemos de trabajar muy en serio en el componente “actitudinal” de cada participante, pues definitivamente, es mucho más fácil adquirir software y hardware, que lograr el desempeño eficaz y eficiente de las personas que integran nuestra organizaciones.

Hoy día, vemos que la brecha entre uno y otro aspecto, no se está acercando lo suficientemente aún. No creo que sea verdad, que los directivos ignoren el punto. Creo que ellos mismos aún no logran modificar la actitud o el sentido de control primitivo (llevar al extremo que “el ojo del amo engorda el ganado”, por ejemplo) o simplemente, minimizan los casos, creyendo que es nomal, o que la culpable es la torpeza de los contratados o que el departamento de recursos humanos tiene que dar alguno que otro curso o capacitación.

La evolución debe reflejarse en el resultado obtenido por los actores (humanos) que conforman la organización. Si quisieramos conocer la organización a la que deseamos incorporarnos o con la que queremos contratar, debemos conocer como funcionan en estas cosas...procedimientos básicos tal vez...Es como lo que también dice la biblia en Lc 16:10, cuando menciona la relación de la fidelidad en lo poco y lo mucho. No esperemos que las cosas grandes funcionen si las pequeñas no lo hacen....Procuremos experimentarlo en nosotros mismos, los resultados nos sorprenderán.