Esta época del año es tiempo propicio para que reflexionemos sobre las mujeres y hombres de venta que de una manera u otra están detrás (o delante mejor dicho) de los resultados de toda organización comercial.
Utilicemos de ejemplo, el cuento de navidad recreado exitosamente desde los años 30 en Estados Unidos (Papá Noel y todo su entorno) gracias a esa conocida marca de gaseosa o refrescos como se dice en otras latitudes. Diríamos entonces, que los vendedores son los "verdaderos" duendes que deben trabajar tan duro para que cada persona reciba su regalo. En efecto, para que cada uno de nosotros disfrutemos de los obsequios y exquisitos manjares en nuestras mesas, miles y miles de laboriosos "duendes" (vendedores) trabajan duro mucho antes de las fiestas y durante ellas. Al final de la jornada, vuelven a sus casas cansados procurando también ellos compartir con su familia esos momentos, junto con su cansancio y algún dinero extra obtenido (siempre y cuando le paguen en esos días y no le pasen para los primeros días del nuevo año).
Así pues deberíamos tener una especial consideración con ellos si están en nuestras organizaciones. Consideración (ya lo hemos dicho en otras ocasiones) significa no solamente pagar por cuenta de la empresa un almuerzo o cena con abundante alcohol y diversión. Me ha parecido un excelente gesto de algunas organizaciones que reemplazaron esas fiestas por obsequios personales o inclusive juguetes para aquellos que tienen niños. Si bien, ellos y sus jefes comprenden que debe hacerse el máximo esfuerzo para aprovechar la marea de ventas de la época, conviene recordar la connotación, llamemosle espiritual o emocional, de la época y la necesidad de responder a esta de alguna manera.
Como consumidores o compradores, tendríamos que pensar también en tener una actitud de mayor consideración en estas fechas. Todo el mundo apurado, ansioso, productos que se agotan, devoluciones, y claro está, vendedores que deben hacer frente a cada una de esas situaciones. Para las personas religiosas, la palabra caridad tiene un sentido muy amplio, pues en esta época podría aplicarse al trato con todos aquellos que nos atenderán al hacer nuestras compras.
Particularmente debe reconocerse este arduo trabajo. Comenzando por la paga justa y de ser posible oportuna y también con consideraciones humanas que apunten al interior. Así entonces, al finalizar la jornada, cuando los vendedores se apresuren por tomar el último bus con calles casi vacías para llegar a sus casas, sientan no solo en sus bolsillos sino también en su mente y corazón, que han hecho un buen trabajo y que este aspecto también ha sido reconocido.
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