Hoy reflexionaremos juntos acerca del maltrato. Posiblemente nos preparamos para hablar de insultos, violencia inclusive física y situaciones evidentes, ya sea que las hemos vivido o que nos las han contado.
Resulta que el maltrato tiene grados y con seguridad en las legislaciones de cada uno de nuestros países es más o menos probable que pueda lograrse justicia en el caso de que existan denuncias. Como pretendemos ser gerentes exitosos, nuestras reflexiones no deberían apuntar únicamente al bulto o a lo general para que, luego digamos con complacencia que estas cosas no nos pasan o no ocurren en las organizaciones donde trabajamos.
Recuerdo el comentario de un amigo que siendo relativamente nuevo en su trabajo se quedó sin cobrar su salario porque supuestamente no había cumplido los procedimientos correspondientes de manera previa. Debido a que su situación económica era precaria (había estado sin trabajar durante mucho tiempo antes de conseguir ese empleo), el hecho de no cobrar ese viernes lo ponía en una situación extremadamente dificil hasta el lunes siguiente. Al recurrir a los funcionarios correspondientes, si bien no fué "maltratado", recibió respuestas que daban a entender: a) Aprenda para la próxima b) Es su problema c) Si no le gusta ahí está la puerta.
El maltrato tiene distintas expresiones y rostros. La indiferencia, la falta de consideración, la burla, la desinformación, "el derecho de piso". Muchos departamentos de recursos humanos son básicamente "liquidadores de sueldos". Muchos gerentes de rrhh, aunque profesionales en lo suyo, terminan siendo un engranaje más para apretar tuercas y hacer cumplir las reglas de juego de manera que a nadie ni siquiera se le ocurra realizar algún cuestionamiento.
Debido a que vivimos en distintos países, podrá parecerte una generalización. Sin embargo, aunque la libertad sindical está garantizada en la mayoría, convengamos que son pocos los países donde verdaderamente podríamos encontrar en la práctica alguna clase de respaldo para asuntos cotidianos en materia de maltrato.
Por esta razón, los gerentes, supervisores o jefes de área tenemos un compromiso mucho más grande en materia de garantizar el trato respetuoso, cordial y considerado dentro de nuestras unidades. Llama mucho la atención que hay un buen número de casos donde estos hechos se producen en los niveles medio e inferiores sin que, necesariamente sean esas, las maneras de tratar, por parte de los dueños de la empresa o su directiva.
Hemos de prestar mucha atención al maltrato que de alguna manera exige adhesión a todo tipo de bromas o excesos verbales. Suelen darse casos del maltrato "amable" o sea ese inferido por los más antiguos o los conocedores de los rituales de iniciación (irónicamente hablando claro está), como una manera de introducirnos al club y/o de adoctrinarnos sobre como conducirnos para no tener problemas y permanecer relativamente bien en la empresa.
No debemos engañarnos en esta materia. Mencionaba más arriba la falta de comunicación y/o explicaciones sobre determinados procedimientos. Esas emboscadas que colocan al empleado en situaciones ridículamente bochornosas o comprometedoras, simplemente por no haber tenido la información apropiada para evitarlo. Es muy dificil lograr un apropiado clima organizacional por ejemplo si se presiona a la gente a adherirse a estas prácticas bajo amenaza de no durar mucho, ser reemplazado o enviado a otra división más dificil.
Lamentablemente en muchas organizaciones (y gobiernos enteros durante décadas), los empleados optan por la obsecuencia como la mejor manera de evitar sufrir maltartos. Particulamente si se son sociedades que han permanecido o permanecen aún bajo regímenes de corte dictatorial, encontraremos casos muy destacados. Genera tristeza y muchas veces impotencia ver grupos enteros con actitudes obsecuentes. Esas sonrisas temerosas, esas cabezas agachadas o esas posturas cuasi militares de ponerse conciente o inconcientemente firmes ante el superior de turno.
Hemos de tener una posición muy clara al respecto. Nuestros colaboradores deben recibir señales de nuestros valores y por lo tanto nuestra forma de conducirnos frente a estas situaciones. Podremos ser nosotros los que estemos críticamente condicionados a perder el empleo si llevamos hasta las últimas consecuencias hechos que involucran maltrato. Pero será en esos momentos donde precisamente tendremos que aplicar lo leido, estudiado, creencias o convicciones, porque como suele decirse serán momentos de la verdad. Dependiendo de la decisión que tomemos en el momento y las acciones que llevemos a cabo, definiremos nuestro futuro en esa organización y ante nosotros mismos.
Muy bueno el artículo, en otros países se castiga el moobing o acoso laboral, ojalá mas gente en Paraguay conozca este tema y sepa cómo reconocer que es víctima de acoso y tenga herramientas para enfrentarlo. Difícil pero no imposible. Saludos.
ResponderEliminarUsted lo dijo. Dificil pero no imposible. Gracias.
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