Hacia el río de la Plata, en muchos lugares se dice que se tiene la "vaca atada" cuando se cuenta con condiciones a favor o seguras para lograr algo. Es decir, normalmente si se quiere tener leche de una vaca pues habrá que ir a buscarla, en cambio quién ya la tenga "atada", fácilmente lo único que tendrá que hacer es sentarse a ordeñarla.
Y resulta que frecuentemente nos encontramos con ejecutivos con el "síndrome" de sentirse o creerse estar seguros de su prosperidad o condiciones favorables y por ende son holgazanes. En muchos casos, esa seguridad se transmite negativamente menospreciando o dificultando su acceso aquellos que buscan ofrecerle un negocio o plantearle oportunidades.
Ocurre que inclusive, aún con la vaca atada, esta puede enfermarse y dejar de dar leche o inclusive morir, con lo cual el hecho de haberla tenido atada en absoluto representó una ventaja.
Esta es una lección que debemos tener siempre presente pues este síndrome también puede atacarnos sutilmente. Causan bastante molestia a proveedores y clientes. Demoras en los pagos, postergaciones en la atención...todo porque se sienten que "nunca acabará" su liderazgo...
Otro síntoma del síndrome es negarlo. Por supuesto que afirman que están siempre a disposición de la gente, que se esfuerzan por ser cada día mejores, que buscan la excelencia...sin embargo, los hechos muestran algo totalmente distinto.
Examinemos nuestro día a día y evitemos caer en la suficiencia, la pedantería o simplemente el esas actitudes de creernos seguros y con superioridad en un mercado global permanentemente dinámico que tarde o temprano nos cobra este tipo de actitudes.
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