Al término de una clase en la Universidad, unos estudiantes de Marketing me hicieron esta pregunta: Hay secreto para alcanzar la prosperidad?
La pregunta se relacionaba al hecho de analizar si el proceso en el que se encontraban, los llevaría o no a la prosperidad. Inmediatamente les respondí con otra pregunta, me refiero a que entendían por prosperidad? Allí las respuestas fueron dispares pero predominaron aquellas que se refirieron específicamente al "progreso" desde el punto de vista profesional y consecuentemente a lo monetario primero y lo patrimonial despues. Así entonces la pregunta aparentemente estaba adecuadamente planteada.
En este sentido, deberíamos reflexionar en que el progreso, implica una trayectoria, un camino y para recorrer ese camino hacen falta habilidades, conocimientos y disposiciones. También todo camino tiene un inicio y un fin. En cuanto a esto último, no son muchas las personas que tienen verdaderamente definido adonde quieren llegar. Al momento de hablar de todas estas cosas, recibimos claro está la influencia del medio en el que nos toca vivir que, de una u otra manera nos indican o incitan a desear o proponernos alcanzar determinadas metas o destino de nuestro camino. Por nuestras mentes viajan los pensamientos como si fueran comerciales de televisión, jingles de radio o slogans. Pareciera que percibimos colores, sabores, paisajes, escenas...y pues, de alguna manera terminamos por definir una meta o un estado de cosas que consideramos agradables y con méritos suficientes para dedicar nuestros mejores esfuerzos para alcanzarlas.
En este punto, deberíamos detenernos y examinar que en el fondo, lo que buscamos es "sentirnos bien", plenos o felices al llegar a obtener todas esas cosas que tenemos en la mente o que esas mismas cosas nos ayuden a ello. Por lo tanto, el centro de la cuestión acerca de la prosperidad es transitar por un camino que nos permita alcanzar la felicidad. Con todo derecho, cualquiera podría detenernos y advertirnos que no es aceptable dejar de pensar o desear bonitos bienes materiales o una buena cuenta en el banco pensando que la felicidad podemos encontrarla deseando o teniendo mucho menos. Definitivamente tener bienes suficientes como para disfrutar del calor en el invierno, el fresco en el verano, vestir ropas cómodas y elegantes, desplazarnos de un lado a otro con un vehículo elegante y veloz o tener en el hogar diferentes artículos que nos generen comodidad, son también cosas que podrán ayudarnos a lograr ese estado que definimos como felicidad. Sin embargo, es sabido también (como dice el slogan de esa tarjeta de crédito), que una buena cama no garantizará un buen sueño, o que el dinero podrá situarte frente al mejor de los paisajes, pero dependerá de como te sientas en ese momento para disfrutarlo verdaderamente.
La conclusión a la que podríamos llegar en este rato de reflexión es que la satisfacción que nos generen las cosas que hacemos durante ese proceso o camino hacia la felicidad serán una genuina medida del nivel de prosperidad que alcanzamos. Si lo que hacemos no lo genera, será un indicador para detenernos y analizar. Muchas veces encontraremos tramos áridos del camino que, lógicamente nos pondrá a prueba en cuanto a nuestra determinación para seguir en el camino. Es allí donde a nuestra mente, tal vez le ayude a recrearse con aquellas imágenes que seleccionamos. Sin embargo, recordemos que la suerte o este caso la prosperidad, solo favorece a una mente preparada, por lo tanto, hemos de prepararnos tanto en lo técnico o intelectual como en lo espiritual o mental para alcanzar verdaderamente aquel estado que nos permita disfrutar profundamente de lo que vamos logrando con el paso del tiempo. Lo más triste sería "llegar" y darnos cuenta que ese no era el sitio soñado o aguardado tanto tiempo para experimentar esa sensación tan profunda que denominamos felicidad.
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