Posiblemente la mayoría de los lectores recuerde y
reconozca aquel séptimo hábito indicado por Stephen R. Covey en su memorable
libro, “Los 7 hábitos de la gente
altamente eficaz”. Me refiero a esto de afilar la sierra.
El autor, señala la importancia que tiene el hábito de
buscar mejorarnos permanentemente en lo físico, síquico, espiritual y claro
está en lo cultural y profesional. Precisamente lo refiere, a mi humilde modo
de ver, porque a medida que el tiempo transcurre, pareciera que estamos más y
más ocupados en distintas actividades personales, familiares o profesionales en
detrimento de algo muy esencial, me refiero a nuestra propia formación y
capacitación.
Una herramienta que disponemos para lograr ese hábito
es el e-learning. Muchas empresas de
nuestro medio ya han incorporado la modalidad como cabecera de sus
capacitaciones tanto a la alta gerencia como a sus ejecutivos y operativos.
E-learning, claro está es mucho más que poner un powerpoint en la intranet de la organización como muchos creen o
proyectar tal vez la grabación de un instructor dando una capacitación
tradicional y mostrando de tanto en tanto la imagen de su computador o video
ejemplificador tal vez.
La modalidad, fundamentalmente si es utilizada por
quienes verdaderamente conocen del tema, articula tanto aspectos tecnológicos
como aspectos pedagógicos. Hacen posible un excelente aprovechamiento de los
distintos momentos del aprendizaje promoviendo inclusive, el enfoque socio-constructivista mediante el
intercambio de experiencias y opiniones que enriquecen de todos los
participantes.
Este “afilador de sierras”, puede utilizarse en todos
los campos y por esta razón debe ser tenido en cuenta cada vez con más seriedad
y gravedad en las organizaciones empresariales, educativas y sociales en
general. Mediante e-learning puede lograrse una formación y capacitación
que inmediatamente permita pensar en Centros de Altos Estudios internos o
también llamadas Universidades internas (o con el nombre de la empresa o
grupo). Los cursos deberán conformar una malla curricular o formativa que haga
posible el logro del perfil de gerente, ejecutivo o empleado de la organización.
Este proceso formativo deberá insertarse en el plan de carrera de la empresa (si
pretendemos tener gente estable y que progrese) y por su puesto, claro está,
como parte de la evaluación de su desempeño.
No es exagerado decir, que esta modalidad, puede
constituir uno de los pilares para hacer realidad todas esas expresiones de
deseo, misión y visión en cuanto a “lo más importante de las empresas”, me
refiero a las personas. Claro está también, que lamentablemente, de manera
explícita esto suena una y otra vez y sin embargo en una buena cantidad de casos
no lo es tanto. Me refiero al exceso de contrataciones temporales, disposición
de empleados cada vez con menos antigüedad o el aprendizaje exclusivamente a
través de otros empleados, con solo un poco
más de experiencia y centrado pura y exclusivamente en el proceso o tarea
puntual que se realizará.
Vale la pena reflexionar sobre las poderosas
herramientas que hoy en día están a nuestro alcance y de la necesidad que
tenemos, en un mundo cada vez más cambiante, de formarnos continuamente.
Recordemos que quienes enseñamos, gerenciamos o contratamos personas buscando
un justo beneficio económico, tenemos
también la principal responsabilidad para que estos logren su desarrollo
personal y social en sentido más amplio de la palabra.
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