Días atrás socializamos con mis estudiantes de la
Universidad otro excelente material del
importante ciclo de encuentros “Hoy es Marketing” que se ha llevado a cabo en
distintas ciudades españolas hace muy pocos meses atrás. Se trata de la
conferencia de Raquel Pinillos, alta ejecutiva de una prestigiosa compañía
internacional.
La conferencista se refirió a lo que en inglés denominan, Customer Experience:
“Suma de las experiencias que tiene un cliente con un proveedor de productos o
servicios y su relación e interacciones que tiene con este a lo largo del
tiempo” (Wikipedia). Percibo que esta definición no transmite todo su sentido,
sin embargo es un muy buen punto de partida para que reflexionemos sobre su
alcance y de lo que pareciera que nos estamos perdiendo muy a pesar de los
esfuerzos por retener y captar nuevos clientes.
Una contundente afirmación de Pinillos puede reflejar
bastante bien el concepto. Estudios realizados en España indican que “el 80% de las empresas consideran que
ofrecen un servicio superior. Solo el 8% de los clientes consideran que han
recibido una muy buena experiencia como cliente”
Días atrás fui a pagar la cuota de mi préstamo a uno
de los bancos mejor posicionados localmente. Se trata de una de sus sucursales
mejor ubicadas, con bastante espacio para esperar ser llamado, café, agua,
algunas revistas. No parecía que había mucha gente, sin embargo mi número
estaba a más de 20 lugares para ser llamado. En un momento, sentí la necesidad
de utilizar un sanitario. Me acerqué a la señorita que entrega tickets para ser
atendido, le pregunté donde se encontraban los sanitarios, a lo cual me
respondió con clara contundencia “no tenemos señor”! Debido a que tenía tanta gente delante,
felizmente esto me permitió cruzar una
plaza y acceder a un shopping donde el acceso a sanitarios es libre. Por
cierto, a pesar del gran flujo de personas, siempre está razonablemente aseado.
Evidentemente ello me generó un gran alivio, de paso quise adquirir un nuevo
estuche para mi Smartphone. La señorita que me atendió en una isla, a la vez que
me preguntó lo que deseaba, se lo preguntó
a otra persona que al instante vino después de mi. A mi me mostró un escuche
que no me agradaba, también comenzó a hacerle preguntas a la otra persona sobre
lo que estaba buscando. Le dejé el estuche sobre el mostrador y me marché.
Afuera del shopping, había unos vendedores informales de accesorios de celulares.
Me acerque al que tuve más cerca. Si bien no tenía lo que buscaba, corrió junto
a otro vendedor a traerme más modelos. Rápidamente encontré uno que me resultó
cómodo. Posiblemente me cobró un poco más caro de lo que hubiera pagado dentro
del shopping, pero como resolví mi problema, no solo le pagué, sino que le dejé mi estuche anterior (que por
cierto era casi nuevo) para que tal vez pueda vendérselo a otra persona. Al
final agradeció mi compra y me deseó buena suerte.
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