Hacia tiempo que sentía deseos de escribir y compartir
con los lectores, reflexiones acerca de la necesidad de reivindicar a la fuerza
de ventas. A su vez he querido vincularlo con un gran referente de la
especialidad, me refiero a Og Mandino.
En mi experiencia personal, hubo dos grandes hitos
durante mi descubrimiento y aprendizaje tanto en el trato con los demás, como en el mundo de las Ventas. El primero fue
mi primer contacto con el Sr. Dale Carnegie, gracias a mi padre y su consejo de
leer “Como ganar amigos” cuando tenía trece años. Y el segundo fue cuando
decidí emprender mi camino profesional como vendedor a través del mundo de la
comercialización. En aquel momento, cayó a mis manos un librito usado que fuera
regalo de cumpleaños de alguien que lo desechó tiempo después. Se trató de “El
vendedor más grande del mundo”, de Og Mandino.
Si bien había otros autores, también talentosos que escribieron sobre el
tema y posterior a él muchos otros que proliferaron, considero que Mandino fue capaz
de transmitir tanto el espíritu como los lineamientos esenciales para abrazar
esta hermosa profesión que alcanza prácticamente todas las actividades de la
sociedad.
El tiempo pasa y pareciera que el e-commerce va abrazando todo a su paso. De la misma manera, percibimos que las acciones de marketing cada vez más sofisticadas, soportadas con poderosas plataformas multimedia, estuvieran extinguiendo a aquellos caminantes con maletín que recorrían calles y caminos de nuestras ciudades y territorios. Sin embargo, en gran medida el fenómeno de las redes sociales demuestra que con fuerza, prevalece el contacto persona a persona y que cualquiera sea el mensaje masivo que se emita, lo importante es el retorno, que solo se obtiene desde la singularidad de cada uno de nosotros.
Ese retorno desde lo individual y lo interno, solo se
logra cuando algo o alguien es capaz de tocar y lograr abrir las puertas de
nuestro ser. Una idea, una opinión, la satisfacción de una necesidad o la sensación
de bienestar. Un community management,
o un tutor de una capacitación por e-learning,
es el descendiente de aquellos venerables vendedores de ayer. Pero también lo
siguen siendo esa pléyade de
preventistas, vendedores de salón y mostrador, vendedores de servicios
tradicionales, degustadoras apostadas en supermercados y tantos otros más.
Cada organización debería reflexionar una vez más
acerca de cual es el espacio, no solo en términos de fríos costos económicos
sino en el desarrollo y proyección hacia el futuro, que ocupan estos valiosos
recursos humanos. Poco o nada sirve remplazar términos como “capital humano”, “gestión
de personas” y afines si el trato cada vez es más distante y menos
comprometido.
Si las previsiones para capacitación, para materiales de
promoción o de respaldo directo son escasas, si la protección laboral en
términos de salud y aportes jubilatorios disminuyen o no existen, entonces somos incoherentes. Me preguntaría, en cuantas
empresas anualmente, un vendedor que se retira luego de haber prestado los años
de servicio establecidos, para beneficiarse de un retiro remunerado.
Los ejércitos mas destacados del mundo, tratan a su
miembros acorde a su grandeza y poder. Si para la guerra es así de claro,
debería ser también así en cada organización civil que se desenvuelve en
tiempos de paz y prosperidad, para que esta llegue a todos y cada uno de sus integrantes y no
solo para quienes las conducen.