Uno de los aspectos
que más énfasis suele tener, en las exposiciones acerca del progreso, la salida a la pobreza y el subdesarrollo de
las comunidades es la educación. Con justa razón, se enfatiza también que la
obligación principal en esta importante cuestión es del Estado.
Paralela a esa
obligación indubitada, conviene significar que quienes han sido formados
académicamente en los distintos niveles, ya sea a través del Estado o mediante
el esfuerzo personal o familiar, tienen una mayor responsabilidad y compromiso,
para que el proceso tenga cada vez mayor alcance en la sociedad a la que
pertenecen.
Al resaltar este
punto, viene a mi mente el primer precepto o principio de Kaoru Ishikawa que
señala de manera clara y precisa: “La
calidad empieza con la educación y termina con la educación” . Sumado a
esto, en su libro Que es el control de la
calidad total: La modalidad Japonesa, indica
que …”el Control Total de Calidad en Japón se caracteriza por la participación
de todos, desde los más altos directivos hasta los empleados más bajos.”
También, en el
séptimo principio de la calidad total indica: “Poner la calidad en primer término y poner las ganancias a largo plazo”
Con semejantes
mensajes o enseñanzas, inevitablemente estamos en las mejores condiciones para
elaborar un cóctel de altísima concentración y poder, en beneficio de nuestro pensamiento
reflexivo, de aplicación práctica e inmediata para nuestro desempeño profesional.
De manera rotunda debemos señalar también, que no es necesario ser
japonés ni de ninguna otra parte del planeta que no sea nuestro país para
lograr importantes resultados, guiados por estas indicaciones. Sin embargo,
como señaláramos un poco más arriba, quienes nos consideramos un poco más
formados o capacitados, y/o quienes ocupan puestos de liderazgo o conducción en
el ámbito público o privado, tenemos obligación grave de hacerlo realidad en
nuestras vidas y ser facilitadores para que el resto de nuestra comunidad lo
logre.
También las clases dirigentes deben abordar su educación y formación
personal como un proceso permanente, de ampliación de conocimientos, de
actualización y fundamentalmente del incremento de la capacidad para expandir
el horizonte de la comprensión y el abordaje de nuevas situaciones con mayor
tolerancia, flexibilidad y crítica reflexivo-constructiva. Como recientemente
lo recordaran invalorables contactos que tengo en Facebook, Freire señalaba que
“estudiar no es un consumir de ideas sino
de crearlas y recrearlas..”
Por su parte otro aspecto que merece ser analizado, es el hecho de que tanto empresas
unipersonales como aquellas de pequeño y mediano porte, apuestan a importantes
ganancias en el corto plazo, con escasa vocación hacia el aporte genuino de
valor agregado, que al fin de cuentas es
la esencia del éxito emprendedor. Precisamente una buena parte del valor
agregado, radica en el conocimiento, en
la capacidad interior ante tantos escenarios cambiantes. Y si el conocimiento
no se nutre de nuevos saberes, poco o nada avanzaremos en el camino de la
prosperidad, independencia y bienestar para todos.
Como señalara en otras oportunidades, las lecciones de los clásicos y
gurús del management siempre están
allí presentes para nutrir nuestro pensamiento y generar cada vez mayores y
mejores resultados. Solo que nadie puede abordarlos por nosotros, ya que se trata de una responsabilidad netamente
personal.
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