“Cuando se manifiesta una falla en la disciplina o
cuando el entendimiento o la armonía entre los jefes y los subordinados deja
que desear, no hay que limitarse a echar negligentemente la responsabilidad de
esa situación sobre el mal estado del personal; ordinariamente el mal es una
consecuencia de la incapacidad de los jefes. Esto es, al menos, lo que he
comprobado en diversas regiones de Francia.” Henri Fayol.
Estas palabras pronto
tendrán cien años y debemos reconocer, que en muchas organizaciones suenan y
suenan sin penetrar aún en la mente de quienes deberían vivenciarlas. Es cierto también que por allí y por allá,
vamos encontrando programas serios para evaluar el clima organizacional y el
desempeño, pero también es cierto que en muchas otras, encontramos que solo en los papeles, existen
gran parte de aquellos preciados conocimientos que el Ing. Fayol dejara
plasmado en su obra Administration industrielle et générale. Prévoyance. Organisation.
Commandement. Coordination. Contrôle.”
"Siempre he observado que los obreros franceses
son obedientes y aun abnegados cuando se hallan bien dirigidos." Esta observación aplica perfectamente a nosotros,
evidencia suficiente tenemos por ejemplo, en nuestros heroicos soldados de la
Guerra del Chaco y sus inolvidables comandantes.
Ya en los años
sesenta, Douglas-McGregor, planteaba
la teoría X, donde.. “el trabajador es pesimista, estático,
rígido y con aversión innata al trabajo evitándolo si es posible. El directivo
piensa que, por término medio, los trabajadores son poco ambiciosos, buscan la
seguridad, prefieren evitar responsabilidades, y necesitan ser dirigidos. Y
considera que para alcanzar los objetivos de la empresa, él debe presionar,
controlar, dirigir, amenazar con castigos y recompensar económicamente”..
Pero también se
planteaba la teoría Y, que por el contrario, claro está, “se caracteriza por considerar al trabajador como el activo más
importante de la empresa. A los trabajadores se les considera personas
optimistas, dinámicas y flexibles. Las personas ejercen autodirección y
autocontrol al servicio de objetivos con los que se sienten comprometidos. El
grado de compromiso con los objetivos se da en proporción con la magnitud de
las recompensas que se asocian con sus logros. Los seres humanos aprenden a
aceptar y a buscar responsabilidades. Para alcanzar los objetivos de la
empresa, el directivo debe considerar al individuo maduro y responsable y que
el trabajador ejercerá un estilo de dirección participativo, democrático,
basado en la autodirección y autocontrol y con escaso control externo”…
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