En un excelente material de la revista Harvard Business Review, podemos
repasar una publicación original de John
P Kotter referente a como liderar el cambio y los motivos por los cuales
fracasan los intentos de transformación de las organizaciones. La cuestión del
liderazgo y el clima organizacional, también están íntimamente ligados ya que
una vez más, hay que significar que la gente, es el centro gravitacional no
solo de todo cambio, sino del managmement
en particular y la economía en general.
….”A veces el obstáculo es la
estructura de la organización: las estrechas clasificaciones de trabajo pueden
socavar seriamente los esfuerzos por aumentar la productividad o pueden hacer
muy difícil que siguiere se piense en los clientes…” De esta manera Kotter
señala un aspecto que genera estrés y frustración en muchos excelentes
funcionarios que inclusive, están totalmente convencidos de la necesidad y
beneficios de un cambio transformacional en la organización.
..”Tal vez lo peor de todo, son los jefes que se
niegan a cambiar y que establecen exigencias inconsistentes con el esfuerzo
global…”. En este sentido, las
disposiciones individuales de los empleados, sea cual fuere su jerarquía, se
bloquean y manifiestan de distintas maneras, en nuestro medio por ejemplo,
mediante la indiferencia, la falta de participación e inclusive la abulia.
El rol del líder en las organizaciones,
es una pieza fundamental para el logro de sus objetivos. El clima
organizacional es la clara manifestación del ejercicio de ese liderazgo y por
ende de los resultados que puedan llegar a obtenerse en el tiempo. Desde el
presidente de una compañía hasta el supervisor o jefe de una cuadrilla de
operarios, el estilo de liderazgo ejercido determinará resultados tanto en
calidad como en cantidad. Precisamente en momentos en los que la organización
se ha propuesto re direccionar su trayectoria o generar transformaciones en pos
de nuevos o mayores desafíos, son fundamentales las señales claras del líder,
si es este uno o si se trata de un colegiado (llámese directorio, consejo,
asamblea, gobierno, etc..).
Lleva mucho tiempo y esfuerzos,
lograr el clima organizacional que se acerque al ideal o deseable por
todos. Sin embargo, fácilmente puede fragmentarse y polarizarse entre “los unos
y los otros” si los responsables pierden credibilidad, actúan con autoritarismo
o incumplen los principios establecidos
en la visión y misión de la empresa.
Una vez más, hemos de reflexionar acerca de quiénes son verdaderamente
líderes y a quienes, por más impuestos que estén, no seguirán nuestros
colaboradores. Lo preocupante de la situación es que, mientras que permanezcan
en sus puestos, en apariencia se estarán realizando las tareas, sin embargo, en
cualquier momento surgirán los accidentes, las pérdidas, las renuncias de gente
con mucho talento y la frustración del resto. Tal vez en el corto plazo,
resulte indistinto trabajar así, pero en el tiempo, las consecuencias serán
evidentes y los resultados, fiel reflejo de las posiciones tomadas al respecto.
Hoy más que nunca, debe comprenderse
que como individuos y como sociedad organizada, dentro o fuera de una
empresa, nuestro libre albedrío y nuestra natural búsqueda de la felicidad, nos
llevan a desempeñarnos de la mejor manera (como empleados o ciudadanos), en
ambientes donde los líderes o responsables de la conducción sean coherentes,
veraces, confiables y afables.
Principalmente tal vez, que cumplan con las dos primeras, es decir, la
coherencia y la veracidad de sus dichos y sus hechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario