En estos días como no ocurría en mil años, la iglesia católica proclamó beato a Carol Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II. Indudablemente este gran hombre sirve de ejemplo a las generaciones presentes y futuras en muchos aspectos. En esta oportunidad, humildemente, me permite reflexionar con los lectores acerca del liderazgo desde el punto que nos toca tratar en este espacio.
Liderar con el ejemplo. Juan Pablo II fue un hombre coherente. La coherencia de vida es un elemento fundamental para el lider, en nuestro caso, empresarial. Cuanto duele e inclusive indigna cuando ejecutivos, directivos, supervisores, inspectores plantean modos de desempeño que se contradicen con su propio desempeño. Cuantas normas o disposiciones de nuestras organizaciones fueron escritas artificialmente para anunciar una cualidad inexistente a los ojos de propios y extraños.
Liderar con la iniciativa: Juan Pablo II no esperó a que las cosas ocurrieran sino que fue el hacedor de cambios. Muy a pesar del ritmo lento de una institución como la iglesia católica, fue ejemplo para gobernantes, otros líderes religiosos, empresarios y gente común en materia de encarar temas que merecían ser abordados, modificados o reconocidos como problema comprometiendose él mismo con la propuesta.
Abrirse a los que piensan diferente, encarar hasta su propio asesino. Como olvidar los encuentros con otros líderes religiosos históricamente antagónicos luego de tanta sangre derramada por defender absurdamente la verdad de uno u otro lado. Como olvidar el encuentro con quien atentó con su vida, con un rostro tan particular y comprensivo cual sacerdote piadoso escuchando confesiones en una parroquia cualquiera.
Liderar no es fácil. Aún así, Juan Pablo nos ha demostrado (como miles lideres anónimos) que es posible. Si algo debieramos considerar evitar o minimizar en nuestras vidas son esas actitudes de incoherencia que tanto nos dañan y dañan a la organización en la que nos encontramos. Recordemos que aquello que más queremos ocultar muchas veces es lo más evidente en nuestras vidas u organizaciones. Aunque a muchos poco les importa que les observen ya que el dinero sigue acumulándose en la cuenta bancaria, sabemos también que el universo tiene sus leyes inmutables de la energía y que en la medida que las comprendamos todo aquello termina poniendose en su lugar. Cuesta internalizarlo (quien les escribe es el primero) y cuesta apaciguar resentimientos a la hora de presenciar la injusticia, la corrupción o la exhibición grosera de riqueza mal habida, pero la vida es un viaje en la que debemos aprender también estas cuestiones para disfrutar del camino y llegar a nuestra meta.
Ni Juan Pablo, ni tantos otros, lo han hecho por reconocimiento o pago alguno. Si bien en nuestras organizaciones comerciales, el lucro o remuneración es un elemento fundamental, hemos de recordar que por encima de todo esto, se trata del equilibrio de nuestro ser en toda su dimensión así como el equilibrio de todos con los que nos toca " interdepender" circunstancial o permanentemente. En muchos casos elegiremos una gerencia donde se gana menos a cambio de una mayor libertad para tomar decisiones. En otras, mejores condiciones económicas pero en un ambiente más dificil en materia de colegas o mercado. Es dificil compensar con un buen salario a la injusticia, el mal trato, el engaño o la ilegalidad, sin embargo muchos profesionales acceden en nombre de la familia, el bienestar o el reconocimiento público.
Esta será absolutamente una decisión personal. Cada uno definirá que considera exitoso y que no. Sin embargo debemos recordar que como es arriba es abajo, como es adentro es afuera y que cualesquiera que sea el camino que tomemos, este misterioso e inagotable universo, todo lo equilibra, todo lo armoniza y acaba por ponerlo en su lugar, no al final del camino sino de manera constante y perpetua cada día de nuestras vidas.
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